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29/4/08

La verdad sobre «las adelitas»

Hace aproximadamente un mes, asistí a una cadena humana que se hizo en la calle turística más transitada de Ensenada --la calle primera o López Mateos--. El motivo fue manifestarnos a favor de que PEMEX siga siendo de los mexicanos y únicamente de ellos; es decir, en contra de la privatización del sector energético (y de los dichosos «contratos de riesgo» que hacen socias a compañías petroleras transnacionales, particularmente del país vecino del norte). He leído bastante al respecto (aunque no suficiente) y me queda claro que no debemos renunciar a la soberanía absoluta de la nación sobre el procesamiento y destino de nuestros recursos de hidrocarburos --petróleo y gas natural--, puesto que la presión en torno a ellos en el futuro, particularmente debido al así llamado «cénit del petróleo» --tras el cual la extracción de petróleo comenzará a mermar progresiva e inevitablemente--, provocará que todas las naciones luchen por apoderarse de los recursos que queden, en tanto que no tengamos un sustituto energético renovable que sea aceptable para los requerimientos modernos (que, al paso que la humanidad crece, nunca lo habrá). Aun con estas referencias y experiencias, cuando vi en la televisión en Televisa, TV Azteca y Antena 3 --el «nuevo» canal mexicano, no el español-- que el FAP tomó la tribuna y que mandó a manifestarse a las calles a las que llamaron «las adelitas» quienes, supuestamente, eran «acarreadas» y familiares --esposas, hermanas, madres e hijas-- de los acarreados hombres, me lo creí. En retrospectiva, no puedo creer cómo pude ser tan iluso; si lo primero que noté en las «noticias» de dichos canales televisivos fue el increíble y descarado sesgo que tenían por descalificar el movimiento y hacer burla y ridículo de la manifestación en contra de la privatización: ¡Qué cosa más horrible! Pues me acabo de encontrar un video en YouTube del movimiento de «las adelitas» que me dió mucho gusto encontrar y en el que, la verdad, no parecen acarreadas. Al contrario, aparentan ser mujeres con mucha convicción de lo que hacen.



Yo no estoy de acuerdo con declarar a López Obrador como «presidente legítimo» --me parece absurdo-- y desconocer el gobierno de Calderón --por más que lo aborrezca--; pero, coincido con muchas de las causas de su movimiento, al fin de izquierdas. Cuando veo la increíble apatía de la mayoría de la gente que veo en las calles y la aversión por la política de tanta gente, me da gusto ver que, al menos en otros lados y en otras circunstancias, hay gente que sí sale masivamente a las calles a luchar por lo que cree. Convicción y valentía: eso nos hace falta. Como dice Silvio Rodríguez en «La era está pariendo un corazón»: «Debo dejar la casa y el sillón [···] Hay que quemar el cielo, si es preciso, por vivir».

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CUANDO DICES:

"no debemos renunciar a la soberanía absoluta de la nación sobre el procesamiento y destino de nuestros recursos de hidrocarburos --petróleo y gas natural--, puesto que la presión en torno a ellos en el futuro"

QUE HAY CON RESPECTO A QUE IMPORTAMOS GRAN PARTE DE LA GASOLINA QUE SE CONSUME EN EL PAÍS.

NO SOMOS SOBERANOS, EN MATERIA ENERGÉTICA SOMO CLARAMENTE DEPENDIENTES

Fermín Franco dijo...

Tienes toda la razón Osiris; por eso es que pienso que no debemos renunciar a la soberanía al menos legal y la parte de la de facto que nos queda. Lo que debe hacerse sin duda es no perder la soberanía legal y aumentar nuestra soberanía energética de facto precisamente invirtiendo en refinerías que nos hagan incrementar nuestra independencia energética. Lo último que necesitamos es ser cada vez más dependientes de los Estados Unidos Americanos.