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22/10/07

Entrevista 1ra. parte: Reforma Electoral

Hace poco, Jesús, estudiante universitario de la UABC en Tijuana me realizó una "entrevista virtual" (por correo) como ex candidato de Alternativa Socialdemócrata a la primera regiduría de Ensenada, junto con otros ex candidatos de Altenativa en B.C. Aquí transcribo la entrevista en dos partes. Primera parte: Reforma electoral.


¿Cuál es su postura frente a la reforma electoral?

Creo que es un gran avance, en numerosos sentidos, hacia un sistema más equitativo y menos vulnerable a los poderes fácticos del dinero y los medios de comunicación. En la actualidad, la inequidad imperante en los procesos electorales es uno de los problemas más grandes para alcanzar una democracia plena en México. Los partidos con grandes recursos tienen más y mejores mecanismos de llegar al electorado y por ende asegurar su permanencia en el poder, volviéndose partidos hegemónicos, impidiendo la equitativa difusión del amplio espectro de las ideologías políticas y, más allá de eso, de verdaderas opciones distintas a los políticos de siempre que, elección tras elección siguen ahuyentando a un promedio de 60% del electorado en México. Por otro lado, la disminución de los gastos y tiempos de campaña también implica un avance considerable aunque hubiese sido deseable que disminuyeran también los presupuestos de gasto ordinario para los partidos. Existen otras grandes ausencias que hubieran sido altamente deseables que se incluyeran; en mi opinión, la más importante es la sujeción de los partidos políticos a las leyes de trasparencia y acceso a la información pública para que se dieran cuentas más claras a la ciudadanía de en qué gastan el dinero que se les otorga. Otro hueco importante, considerando el futuro de las tecnologías del siglo XXI, y del cual se ha hablado poco, es la regulación de las campañas políticas por internet; baste decir, por ejemplo, que en procesos pasados se ha logrado retirar del aire propaganda política que ha difamado o denostado impropiamente a candidatos o partidos, o que viola alguna otra disposición legal, pero no ha habido prohibición alguna para su difusión mediante la internet que, hasta ahora, es tierra de nadie. El electorado que tiene acceso a la internet sigue creciendo en nuestro país y cada vez más vertiginosamente, por lo cual me parece una torpeza que no se tomen medidas previsoras y nos tengamos que atener a la corrección en vez de a la prevención.

¿Considera que traerá cambios importantes en el desarrollo procesal electoral?

Definitivamente dará un giro a las contiendas electorales y a la forma como se hace campaña. En general, creo que traerá más equidad a las contiendas. En primer lugar, porque los tiempos de propaganda electoral en radio y televisión ya no serán manejados por los partidos, que no podrán comprar ya estos tiempos, sino que serán única y exclusivamente manejados por el IFE, de acuerdo a criterios previamente establecidos, lo cual hace más transparente y justo este proceso; pues, deja de lado el factor dinero de los particulares que, anteriormente, podían comprar propaganda a favor o en contra de un partido o político o coalición (haciendo su donativo al partido mismo). En contraparte, creo que veremos un aumento en la propaganda impresa: ya sea en forma de mantas, lonas, volantes, calcomanías, y cuanta cosa alegórica podamos imaginar; ya que, a pesar de que el presupuesto de campaña de los partidos se verá mermado, la mayor parte de éste se va actualmente en pagar los tiempos en los medios de comunicación (particularmente televisión) y este dinero será ahora destinado para otros fines. El problema con la propaganda de este tipo es que provoca una contaminación terrible, tanto desde el punto de vista de la imagen urbana, como desde el punto de vista de la ecología. Baste recordar la increíble cantidad de propaganda política con que PRI y PAN, principalmente, tapizaron la ciudad de Ensenada durante el pasado proceso electoral, dañando grandemente la imagen urbana al grado de afectar la economía de, sobre todo, pequeños negocios; propaganda cuyo único destino final es el incremento de basura en nuestro relleno sanitario pues no tiene ninguna otra aplicación y, la mayoría, ni siquiera es sujeta a reciclaje. Por otro lado, me parece que también podremos ver un incremento en la “tecnificación y profesionalización” de las campañas electorales, con un cada vez mayor número de expertos analistas y consultores electorales participando en elecciones municipales y estatales.

¿Cree usted justo el financiamiento que el IFE otorga a los partidos políticos?

Por supuesto que no. 30% de ese financiamiento es otorgada de manera equitativa a todos los partidos políticos, bajo el principio de equidad, mientras que el restante 70% es proporcional a la votación obtenida en la última elección, bajo el principio de proporcionalidad. Si bien ambos principios son totalmente válidos, esta fórmula específica conduce a incrementar la desigualdad político electoral del país, pues tiende a beneficiar a los partidos electoralmente mayoritarios y a perjudicar a los partidos emergentes. Si bien la repartición de una parte del presupuesto proporcional a la votación de los partidos me parece un mecanismo totalmente aceptable e incluso justo y necesario, creo que el porcentaje que se reparte por este principio es inequitativo. Creo que la proporción debería ser 50 y 50%.

¿En qué va a beneficiar dicha reforma a la sociedad?

Me parece claro que el sistema electoral actual de nuestro país deja mucho que desear. Los partidos políticos trabajan para su beneficio partidista cuando no el personal de los políticos mismos o grupos de interés, al menos una parte considerable de las veces. Necesitamos poner todo nuestro empeño por transformar nuestra democracia en una verdadera representación de ideologías y propuestas políticas que permitan, mediante la pluralidad, llegar a los acuerdos necesarios para transformar verdaderamente este país en beneficio de todos y no de unos cuantos solamente. Es ahí donde puede tener un impacto benéfico para la sociedad esta reciente reforma electoral. Cualquier cosa que haga nuestra democracia más plena es algo en lo que vale la pena invertir tiempo, dinero y esfuerzos. Si las contiendas más equitativas producirán una mejor repartición del poder entre los distintos actores políticos de la sociedad, será para bien. Si la mejor repartición del poder y la pluralidad impedirán el abuso del poder y la imposición de ideologías de extrema derecha (o extrema izquierda), será aún mejor. Tenemos que transitar hacia una democracia representativa en un sistema semiparlamentario y, para ello, bien nos viene toda la trasparencia, equidad y eficacia que le podamos dar a los procesos electorales. No obstante lo anterior, el gran reto seguirá siendo motivar a la ciudadanía a participar activamente en la política, desde el acto de votar de manera crítica y libre, hasta el tener el valor de enfrentar la adversidad y defender los ideales en la representación de los ciudadanos. Pero, como dice el dicho, “la burra no era arisca: la hicieron”.

¿Está de acuerdo que las precampañas se estipulen con un tiempo determinado antes a la campaña y no desde que el partido lo decida?

Sí estoy de acuerdo; me parece que es parte fundamental de la equidad en las contiendas electorales. Ahí tenemos el caso de López Obrador que tuvo años de campaña presidencial, desde que estuvo como jefe de gobierno. Actualmente implican una ventaja las pre campañas cuanto empiezan con la mayor antelación que las de los demás partidos, sobre todo cuando se tienen amplios recursos para sostenerlas por un tiempo prolongado. Definitivamente esto es, nuevamente, fuente de inequidad en los procesos electorales, pues los partidos y políticos más adinerados son los que pueden sostener pre campañas (y campañas) más visibles y prolongadas, ganando en su difusión entre el electorado, particularmente al inicio cuando el ciudadano no está todavía saturado por el intenso bombardeo propagandístico electoral.

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